Posts

Notas Mentales

 25 de Abril de 2025, Gonzales Catan Hoy me siento bien. Algo ansioso, pero feliz. Estoy aprendiendo nuevos métodos de escrituras y también obteniendo nuevo conocimiento de pastelería. Mi pensamiento acelerado corre para adelantar el próximo pensamiento. Ya intenta siempre tener un plan. Algunas cosas siento que necesito para estar mejor en mi vida. Pienso que un buen ingreso a nuestra casa podría ayudar a mi pareja a que podamos adquirir un par de adquisiciones que nos ayuda a estar mejor. Me viene pasando cosas muy buenas. Malas no tanto. Pero me doy cuenta que mi pensamiento intenta boicotearme para yo sentirme que ese es el puesto que yo merezco. Yo termino siendo mi propio dominio. Tengo una correa invisible para recordarme que en esta vida no tengo que ser malo. Sino ser obediente. Al final siempre fui preso de mis propios pensamientos. El dolor, la culpa, las inseguridades, dudar de mi mismo es algo que siempre estuvo conmigo muy alado. Al principio yo me creía todo, ahora...

Del dolor al amor propio

 Hoy me siento angustiado. Siento que el corazón se me destroza. Desde temprano, mi estómago se revolvía y mis angustias crecían. Aparecieron fantasmas atormentándome, llenándome de falsos temores. Querían hacerme sentir pequeño, inofensivo, débil, insignificante. Toda mi vida crecí creyendo que debía apoyar ciegamente a las personas que consideraba mi familia. Pero mi familia nunca me enseñó a apoyarme a mí mismo. Actualmente, estoy con alguien que me está ayudando a deconstruirme y volver a construirme. Ella me está ayudando a nacer de nuevo. A veces me siento mal porque me veo como un animal asustado que, por miedo a ser lastimado, se resiste y, sin querer, hiere a quien lo intenta ayudar. Ella es muy buena conmigo. La amo. Me hizo ver que aquellas personas que yo creía que debían cuidarme y apoyarme, en realidad, me han torturado, me han retrasado y no me han aportado nada positivo. Pero no es su culpa. Simplemente, nunca tuvieron un modelo a seguir. A lo largo de mi historia, ...

De las ruinas al renacimiento

 Hoy, 9 de marzo, me siento angustiado. Un torbellino de pensamientos no me deja en paz. Mi corazón grita, mi mente no descansa, y en mi reflejo solo veo decepción. Me digo que no estoy haciendo lo suficiente, que soy un inútil, que no avanzo. Me pesa el miedo de no poder sostener a los míos, de no ser el compañero que quiero ser, el hijo que mi familia espera, el trabajador que merece reconocimiento. Me pesa la sombra de quienes me han herido, de quienes me subestimaron, de quienes quisieron apagar mi luz. Estoy cansado de la rutina, del vacío que deja el esfuerzo sin frutos, de la incertidumbre económica, de sentir que doy pasos en falso mientras otros avanzan con firmeza. Me rodean personas que no suman, que desgastan, y cada día siento que camino en una jungla donde el peligro acecha incluso en mi propio círculo. Pero en medio de esta tormenta, hay una verdad que no puedo seguir ignorando: yo no soy mi sufrimiento. No soy el niño golpeado por la injusticia, no soy el joven sile...

En reconstrucción: la obra de mi vida

Hace mucho tiempo que no escribo. A veces, ni siquiera encuentro el motivo. He dejado este blog en pausa, junto con mis pensamientos, sin plasmar nada en palabras. Pero hoy escribo para demostrarme a mí mismo que estoy bien. Desde la última vez que solté mis ideas sobre el papel, han pasado cosas buenas y malas. Sigo avanzando. Tengo un trabajo donde me perfecciono cada día. Tengo una familia que me quiere, una novia que me apoya y me ama, y una salud que intento mejorar constantemente. Es cierto que he descuidado mis entrenamientos y he dejado de lado los libros de educación financiera. Pero esa educación sigue siendo una fuente de inspiración, un faro que me recuerda mi meta: ser dueño de mi tiempo. No quiero depender de trabajos agotadores ni sacrificar momentos con mi familia, con mi novia, ni siquiera mis propios encuentros conmigo mismo. En el trabajo, mi patrón se enojó porque el panificado no salió como esperaba. Pero no me frustro. No retrocedo. Camino hacia adelante porque mi...

Prefiero el silencio

 Hubo una vez en que yo me enamoré, pero vos nunca lo vas a entender. Corrí contra el viento, grité contra el tiempo, y aún así no pude vencer. Quiero que mi corazón te olvide, pero hay algo en mí que no quiere ceder. Una espina enterrada, un eco en la almohada, pensando en vos sin querer. Te dejo crecer y te dejo volar, como un pájaro herido que aprendió a soñar. Me aferro al recuerdo y lo dejo sangrar, porque amar de verdad siempre duele al final. Tantas cosas pudimos evitar, tantos gritos podríamos callar. Pero la inseguridad fue como un fusil, nos disparó y no pudimos huir. Hoy te recuerdo con dolor, con cariño y un poco de odio. Pero mi corazón aprendió a pelear, a esquivar las balas, a enfrentar. Vivís en mi mente, aunque estés lejos, como un fuego que nunca murió. Y ahora en la calma de este silencio, prefiero quedarme solo con mi voz.

Diario de un alma Errante

 El reloj marcaba las 11:30 a.m., pero mi mente estaba atrapada en las 8:00. Esa hora fantasma donde todo lo que debería haber hecho ya está hecho, pero nunca lo estará. Me levanté sintiéndome como un espectador de mi propia vida, siguiendo un guion que no escribí y cuya trama no comprendo. El café estaba amargo, incluso con azúcar. La factura era una excusa para masticar algo, mientras el sabor del arrepentimiento se quedaba impregnado. Afuera, el mundo seguía su curso, y yo tenía un boleto de ida al caos cotidiano: mi trabajo. El aire en ese lugar era pesado, cargado con los gritos no dichos y las lágrimas tragadas de una mujer atrapada. Su marido era un volcán de ira, siempre al borde de la erupción, y ella... ella era la roca que sostenía a sus hijos mientras el suelo temblaba bajo sus pies. Era una escena que no necesitaba música para ser trágica. Terminé el trabajo, limpiando como quien borra las huellas de un crimen. El autobús me esperaba, como siempre, una metáfora rodante...

La maldita comedia de ser Yo

La amistad, ¿qué es eso realmente? ¿Un contrato firmado por dos almas errantes o una condena a la que te atienes sin saberlo? No tengo las respuestas, pero sí tengo los recuerdos. El mundo, a veces, se siente como una serie de asteroides, como pequeñas rocas cayendo sobre un planeta que creía invencible. Cada persona que se cruza en tu vida es un golpe directo, un impacto sutil, pero constante. Gente muerta, asteroides rotos, viejas huellas de mundos que alguna vez respiraron, tal vez, por los mismos motivos que yo. Y entonces, uno se pregunta: ¿quién nos salva de este polvo cósmico? La respuesta, si alguna vez llega, no es fácil de digerir. Hay gente que me ha tocado el alma. Esos seres, esos destellos de luz que se asoman entre tanta oscuridad. Y sin embargo, la vida no me permitió quedarme en su brillo. La sociedad no lo permitió. Como si no existiera espacio para lo genuino en un mundo lleno de reglas. Mi familia, con su jerarquía rígida, me enseñó que hay límites que no se pueden ...

Rostros en el espejo

Volví a abrir un blog. No es personal, ni debería serlo. Pero hay algo en las palabras, en esas malditas palabras que se deshacen entre mis dedos, que me empujan a escribir. Es como si algo dentro mío, algo que no se puede ver, estuviera buscando escapar. Pero la verdad, no sé ni para qué lo hago. Quizás para seguir existiendo en un mundo donde nadie me encuentra, donde las etiquetas se pegan sin compasión. A veces me pregunto: ¿quién soy? ¿Soy lo que dicen de mí? ¿Soy una mala etiqueta, como me dicen algunos? ¿Un buen hombre, como me gustaría ser? O quizás soy solo lo que soy: una mezcla de defectos, de sombras que se cruzan y se enredan en algo que ni yo mismo reconozco. Y, sin embargo, aquí estoy. Vivo, o al menos intento estarlo. La gente… ¿qué se puede esperar de ellos? Algunos me llaman cobarde, otros traidor. En cada esquina me esperan con una nueva etiqueta. Ladrón. Depravado. ¿Qué más? ¿Qué no soy en su mirada? Cada juicio una condena, cada palabra un cuchillo. No sé si me due...